Manhattan, NY – El martes 1 de octubre, cerca de 50.000 miembros de la asociación internacional de estibadores (ILA) iniciaron una huelga en los puertos de la costa este y el golfo de Estados Unidos. Este paro laboral podría ser uno de los más disruptivos del país en décadas, deteniendo el flujo de importaciones y exportaciones clave para la economía. La huelga afecta puertos desde Maine hasta Texas, impactando productos como alimentos, automóviles y productos industriales.
El sindicato ILA y la alianza marítima de USA (USMX) no lograron un acuerdo tras meses de negociaciones. El presidente de la ILA, Harold Daggett, explicó que la huelga fue provocada por la negativa de la USMX a aumentar los salarios de los trabajadores portuarios y a proteger sus empleos frente a la automatización. Mientras tanto, la USMX no ha respondido a las solicitudes de comentarios.
La huelga amenaza con generar escasez de productos de consumo e industriales, lo que podría causar aumentos de precios. Entre los puertos más afectados se encuentra el de Nueva York y Nueva Jersey, uno de los más grandes del país. Además, puertos especializados como el de Wilmington, en Delaware, que es clave para la importación de plátanos, podrían afectar la disponibilidad de frutas y otros productos perecederos.
Empresas y grupos industriales han expresado su preocupación por el impacto en la cadena de suministro. Más de 200 grupos enviaron cartas a la Casa Blanca instando a la intervención del gobierno para evitar mayores interrupciones en el flujo de mercancías. A pesar de la presión, el presidente Joe Biden ha afirmado que no recurrirá a la Ley Taft-Hartley para obligar a los trabajadores a volver a sus puestos.
El departamento de transporte indico que, ha trabajado durante meses con los actores de la cadena de suministro para mitigar los efectos de la huelga, pero la incertidumbre persiste sobre cuánto tiempo durará el paro y cuál será su impacto en la economía de Estados Unidos.
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