Última actualización el 14 de noviembre de 2024
Washington D.C. – De acuerdo con un a fuente de la casa blanca, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, firmará el jueves 26 de septiembre, una nueva orden ejecutiva destinada a enfrentar las crecientes amenazas de violencia armada, estableciendo nuevas medidas de control sobre las armas de fuego y mejorando los simulacros de tiradores activos en las escuelas. La Casa Blanca ha informado que la orden también incluye plazos estrictos para la implementación de nuevas acciones clave.
De acuerdo con la fuente la cual pidió permanecer en el anonimato, Biden, acompañado por la vicepresidenta Kamala Harris, anunciará la orden ejecutiva en un evento en la Casa Blanca, el primero de ambos mandatarios relacionado con la violencia armada desde que Harris fue designada para supervisar una oficina de prevención de violencia con armas. En el evento estarán presentes sobrevivientes de la violencia armada, así como activistas y colaboradores de larga trayectoria con Biden, quien ha trabajado durante más de 30 años para reducir la violencia de este tipo.
La nueva orden ejecutiva incluye la creación de un grupo de trabajo federal encargado de evaluar el peligro que representan los dispositivos de conversión de ametralladoras y las armas de fuego impresas en 3D, las cuales no poseen números de serie y son difíciles de rastrear. Este grupo deberá presentar un informe detallado en 90 días, justo antes de las festividades navideñas.
Otra de las acciones importantes de la orden es el mandato para que las agencias federales desarrollen y publiquen, en un plazo de 110 días, guías basadas en evidencia para que las escuelas, universidades y colegios puedan implementar simulacros de tiradores activos más efectivos y menos traumáticos para los estudiantes. Estos simulacros han sido motivo de preocupación entre padres y educadores por su impacto psicológico.
La violencia armada ha sido una prioridad en la agenda de la administración Biden, quien ha enfatizado la necesidad de abordar esta crisis desde una perspectiva de salud pública. En junio, el director general de servicios sanitarios de EE.UU. declaró que la violencia con armas es una crisis sanitaria, impulsando la demanda de mayores fondos para investigación, salud mental y medidas de prevención, como el almacenamiento seguro de armas.
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