Última actualización el 14 de noviembre de 2024
Seattle, WA – El concejo municipal de Seattle aprobó por unanimidad la tarde del martes 9 de julio, un impuesto al transporte de 1.550 millones de dólares, marcando la mayor medida de impuesto a la propiedad en la historia de la ciudad. El alcalde Bruce Harrell firmó oficialmente el paquete de impuestos la mañana del miércoles 10 de julio. Después de la aprobación de Harrell, la propuesta se someterá a votación pública en noviembre.
Según la nueva propuesta impositiva, el propietario promedio pagaría $499 por año, lo que representa $18,58 más por mes que el impuesto actual, que está por expirar. Esta cifra se basa en el valor medio de una vivienda en Seattle, que es de aproximadamente $804.000. “Esta propuesta basada en datos y en la comunidad invierte en la infraestructura crítica que Seattle necesita para respaldar un sistema de transporte seguro, sustentable y confiable”, dijo Harrell.
Parte del dinero del impuesto se asignaría a diversas áreas, como $403 millones en mantenimiento y modernización de calles, $221 millones en infraestructura y seguridad de puentes, $193 millones en seguridad para peatones, y $160,5 millones en el programa Visión Cero y seguridad escolar y vecinal. También se destinarían fondos a mejorar corredores y conexiones de tránsito, seguridad de bicicletas, y para abordar el cambio climático y aumentar la cobertura arbórea, entre otros proyectos.
El año pasado murieron más de 800 personas en las carreteras de Washington, la cifra más alta en 33 años, lo que ha influido en la presión para aprobar el nuevo impuesto al transporte. El actual impuesto al transporte, que se aprobó en 2015 y expira este año, representa aproximadamente el 30% del presupuesto del departamento de transporte de Seattle para servicios básicos y nuevos proyectos.
Alex Pedersen, ex miembro del concejo municipal y ex presidente del Comité de Transporte de Seattle, criticó el impuesto en una declaración, calificándolo de “problemático”. Pedersen argumentó que el aumento del impuesto al transporte es demasiado grande y perjudicial para los pobres, y cuestionó la gestión del departamento de transporte de Seattle. Por su parte, Joy Hollingsworth, miembro del consejo del distrito 3, defendió la medida como una solución para abordar las desigualdades en la infraestructura de la ciudad.
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