Condado de Clallam, WA – La tribu Makah volverá a tener el derecho legal de cazar ballenas grises frente a la costa de Washington, según anunciaron el jueves 13 de junio, funcionarios federales. La administración nacional oceánica y atmosférica (NOAA) está otorgando a la tribu una exención de la ley de protección de mamíferos marinos, una victoria que la tribu ha buscado durante una generación.
Desde la primavera de 1999, los miembros de la tribu no han navegado en canoa y arponeado legalmente a una ballena gris para celebrar y realizar ceremonias. La última cacería, que fue controvertida en su época, marcó la primera caza de ballenas en más de siete décadas para la tribu Makah. Ahora, esa tradición está a punto de reanudarse.
Michael Milstein, portavoz de la NOAA, indicó que lo más temprano que la tribu podría cazar sería este otoño. La tribu tendrá que postularse para cada cacería, y la NOAA deberá verificar la población de ballenas grises y realizar un período de comentarios públicos como parte del proceso. La exención permitirá a la tribu cazar hasta 25 ballenas grises durante un período de 10 años, pero no más de dos o tres al año en aguas estadounidenses.
Las ballenas grises, que alguna vez estuvieron en la lista de especies en peligro de extinción, se recuperaron lo suficiente como para ser eliminadas de la lista en 1994. Sin embargo, siguen estando protegidas por la ley de protección de mamíferos marinos. La cuota actual de caza de ballenas, regulada por la comisión ballenera internacional, divide el número disponible entre la tribu Makah y los nativos de Chukotka en Rusia. La exención permite a la tribu Makah utilizar la cuota previamente transferida a Rusia.
La caza de ballenas es una tradición cultural importante para la tribu Makah, que se remonta a milenios. Su tratado de 1855 con el gobierno federal reconoce explícitamente el derecho a cazar ballenas. En 2005, la tribu solicitó la exención para permitir la caza nuevamente, pero la solicitud se estancó en el proceso y la controversia hasta ahora. La decisión ha generado críticas de organizaciones defensoras de los derechos de los animales, que consideran la caza tradicional como una práctica obsoleta.
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