Ciudad de México – La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, anunció este jueves 5 de diciembre que solicitará a Trump un acuerdo para que los migrantes no mexicanos sean deportados directamente a sus países de origen, en lugar de ser abandonados en la frontera con México. La mandataria señaló que buscará un entendimiento con Trump para garantizar que los retornos se realicen de manera más ordenada y justa.
Sheinbaum explicó que México no está obligado a aceptar migrantes de terceros países, aunque ha accedido a hacerlo en acuerdos previos, especialmente con ciudadanos de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela. Estos compromisos han sido clave para gestionar flujos migratorios y enfrentar las dificultades diplomáticas de Estados Unidos con estos países. Sin embargo, los preparativos actuales reflejan la incertidumbre ante las promesas de deportaciones masivas por parte de Trump.
Según estimaciones de expertos, en Estados Unidos residen aproximadamente 4 millones de mexicanos sin documentos legales. Ante esta situación, México ha reforzado sus servicios consulares en territorio estadounidense con personal adicional para atender posibles casos de deportación de sus ciudadanos. No obstante, la deportación de migrantes de terceros países plantea un reto mayor, tanto en términos logísticos como financieros, debido al costo asociado con su repatriación y reasentamiento.
México ya enfrenta desafíos para repatriar a migrantes de Venezuela y otras naciones. En años recientes, el gobierno mexicano implementó programas de apoyo económico para facilitar el retorno y la reintegración de estos migrantes, como una mensualidad monetaria temporal. Sin embargo, el manejo de deportaciones masivas, ya sea de mexicanos o de terceros países, podría generar tensiones adicionales en los cruces fronterizos y aumentar la presión sobre las autoridades mexicanas.
La migración sigue siendo un tema central en la relación bilateral entre México y Estados Unidos, especialmente tras las amenazas de Trump de imponer aranceles si México no incrementa sus esfuerzos para frenar el flujo migratorio. Mientras Trump ha señalado que Sheinbaum se comprometió a detener la migración durante conversaciones telefónicas, la presidenta ha reiterado la postura de México: mantener las fronteras abiertas y promover la cooperación entre naciones.
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