Seattle, WA – Un estudio reciente dirigido por la Universidad de Washington ha descubierto que la exposición al humo de los incendios forestales está asociada con un mayor riesgo de desarrollar demencia en las personas mayores.
Esta investigación, presentada en la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer en julio y publicada el 25 de noviembre en JAMA Neurology, ha proporcionado nueva evidencia sobre cómo la contaminación del aire, particularmente el material particulado fino (PM2.5) generado por los incendios forestales, puede afectar la salud cognitiva de las personas.
Los investigadores analizaron los registros médicos de 1,2 millones de personas de 60 años o más, residentes en el sur de California, que no tenían demencia al inicio del estudio y que se extendió entre 2008 y 2019. El análisis mostró que por cada aumento de 1 microgramo por metro cúbico en la concentración promedio de PM2,5 de los incendios forestales durante tres años, las probabilidades de un diagnóstico de demencia aumentaban en un 18%. Aunque la exposición al PM2,5 proveniente de otras fuentes también aumentó el riesgo, el humo de los incendios forestales mostró un impacto mucho más significativo.
Joan Casey, autora principal del estudio y profesora adjunta de ciencias ambientales y de salud ocupacional en la Universidad de Washington, destacó que aunque otros estudios habían mostrado que el PM2,5 en general se relaciona con la demencia, esta es la primera investigación en enfocarse específicamente en el humo de los incendios forestales.
“El humo de los incendios forestales es mucho más espeso y variable, lo que lo convierte en un factor de riesgo considerable” comentó Casey
El estudio también reveló que las personas que vivían en áreas con mayores niveles de pobreza o entre poblaciones racializadas experimentaron un mayor riesgo de desarrollar demencia, lo que subraya las disparidades en la salud ambiental.
El estudio también abordó la crisis del cambio climático, que ha incrementado la frecuencia y severidad de los incendios forestales, generando lo que muchos llaman la “temporada de humo” en la costa oeste de Estados Unidos. Según Casey, “el principal culpable es el cambio climático, que agrava un problema ya grave de salud pública”.
A pesar de que las personas pueden tomar medidas de protección como filtros de aire y mascarillas, los investigadores señalan que la solución global al problema del humo y sus efectos sobre la salud requerirá un enfoque amplio que aborde las causas subyacentes del cambio climático.
Este estudio es una contribución importante a la comprensión del impacto ambiental en la salud cognitiva, especialmente en un contexto en el que se espera que la cantidad de personas mayores con demencia aumente significativamente en los próximos años debido al envejecimiento de la población. Los coautores del estudio provienen de varias instituciones prestigiosas, incluidas la Universidad de Pensilvania y la Universidad de California en San Diego, y fue financiado por el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento y el Instituto Nacional de Ciencias de la Salud Ambiental.
Sé el primero en comentar