Washington D.C. – El hambre en Estados Unidos alcanzó su nivel más alto en casi una década durante el año pasado, afectando a 18 millones de hogares, lo que representa un 13,5% de la población, según un informe publicado el miércoles por el departamento de agricultura de los Estados Unidos (USDA). Este incremento en la inseguridad alimentaria marca una tendencia preocupante, ya que el hambre ha estado en aumento desde 2021, tras años de descenso continuo.
El informe del USDA destaca que un millón más de hogares padecieron inseguridad alimentaria en 2023 en comparación con 2022, lo que pone de relieve las dificultades que enfrentan muchas familias para conseguir suficiente comida. La oficina del censo de Estados Unidos ya había señalado el año pasado un aumento en la inseguridad alimentaria, atribuido en parte al fin de los programas que ampliaron la ayuda alimentaria durante la pandemia de Covid-19.
Aunque el informe no ofrece una explicación directa del aumento, organizaciones como Feeding America han identificado un déficit de 33.100 millones de dólares para satisfacer las necesidades alimentarias de las personas que pasan hambre en el país, un problema exacerbado por el aumento de los precios de los alimentos. Esta situación ha generado críticas hacia el Congreso por no aprobar un crédito fiscal ampliado para niños y por endurecer los requisitos de trabajo para el programa de asistencia nutricional suplementaria (SNAP).
El secretario de agricultura, Tom Vilsack, expresó su preocupación por la situación y afirmó que «es inaceptable que alguien pase hambre en Estados Unidos». Vilsack y grupos contra el hambre han subrayado la necesidad de ampliar la ayuda alimentaria federal y el crédito fiscal por hijo como medidas clave para abordar el problema de la inseguridad alimentaria.
Según el informe, alrededor de 6,8 millones de los 18 millones de hogares que sufren inseguridad alimentaria experimentaron una seguridad alimentaria muy baja, lo que significa que las dietas de uno o más miembros del hogar se vieron alteradas debido a la incapacidad de comprar suficientes alimentos. Esta realidad pone de manifiesto la urgencia de implementar políticas que ayuden a reducir y eventualmente eliminar el hambre en Estados Unidos.
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