Última actualización el 14 de noviembre de 2024
Washington D.C. – El miércoles 24 de julio, miles de manifestantes propalestinos se reunieron frente al capitolio de Estados Unidos mientras el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, pronunciaba un discurso ante el congreso. La protesta, inicialmente pacífica, se tornó violenta poco antes del inicio del discurso, lo que llevó a la policía del capitolio a usar gas pimienta contra algunos de los manifestantes.
Según la policía del capitolio, la violencia estalló cuando algunos manifestantes desobedecieron las órdenes de retirarse de la línea policial. “La multitud no obedeció nuestra orden de retirarse de la línea policial. Estamos lanzando gas pimienta contra cualquiera que intente infringir la ley y cruzar esa línea”, dijo la policía en un comunicado.
Las protestas, que habían sido pacíficas durante las primeras horas, se intensificaron aproximadamente media hora antes del discurso de Netanyahu. Los manifestantes, que portaban carteles acusando al líder israelí de crímenes de guerra, comenzaron una marcha que fue bloqueada por la policía, desencadenando el uso de gas pimienta. Las medidas de seguridad alrededor del Capitolio fueron inusualmente estrictas, con el tráfico cerrado en varias carreteras cercanas.
Durante la manifestación, se colocaron alrededor de 30 ataúdes de cartón envueltos en banderas palestinas en memoria de los muertos en la guerra de Gaza. La actriz ganadora del Oscar, Susan Sarandon, subió al escenario y condenó la cifra de muertos, declarando: “Nadie es libre hasta que todos seamos libres”. Decenas de legisladores demócratas boicotearon el discurso de Netanyahu, en señal de protesta por la crisis humanitaria en Gaza.
Las manifestaciones propalestinas y los estudiantes universitarios han estado protestando durante meses en Estados Unidos contra la ofensiva de Israel en Gaza, que ha resultado en la muerte de casi 40,000 palestinos y el desplazamiento de casi toda la población del enclave, según las autoridades sanitarias. El asalto militar israelí fue una respuesta a un ataque de Hamás el 7 de octubre, en el que murieron 1,200 personas y se tomaron aproximadamente 250 rehenes. Los fiscales de la Corte Penal Internacional han señalado a Netanyahu y otros líderes por posibles crímenes de guerra.
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