Gisselle Pichardo en el estadio Lumen Field de Seattle, WA.

Conocí a Gisselle hace unos años, cuando estaba embarazada de una de sus niñas. Aun así, iba a eventos, hacía voluntariado, estudiaba, colaboraba y nunca dejaba de intentarlo. La vi en televisión, la escuché en radio, la leí en prensa, la encontré como maestra de ceremonias. Sobre todo, la vi criando a tres hijas y siendo esposa.

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Esa mujer incansable es Gisselle Pichardo, nacida en la República Dominicana. Es hija de padres trabajadores que desde pequeña le enseñaron el valor del esfuerzo y la importancia de la comunidad.


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Los sueños de una niña dominicana

Desde pequeña, Gisselle soñaba con estar frente a un micrófono. Creció escuchando programas de radio y mirando la televisión. Imitaba a las voces que narraban noticias y a las presentadoras que llenaban de energía la pantalla. No soñaba con ser famosa; soñaba con ser escuchada. Quería contar historias, dar voz a quienes no siempre la tenían. En silencio se prometió que un día su trabajo tendría un impacto más allá de ella misma.

“Desde que era niña supe que quería comunicar, que quería contar historias, pero también quería ser parte de algo más grande que yo,” recuerda con una sonrisa.

Una herencia de esfuerzo

Los padres de Gigi jugaron un papel central en su carácter. Su padre, un hombre firme y trabajador, le enseñó la disciplina y la importancia de mantener la palabra. Su madre, aunque no tuvo oportunidad de estudiar, fue quien más la impulsó a prepararse y a no conformarse con menos. “Tienes que lograr lo que yo no pude”, le repetía. Ese empuje marcó la vida de Gigi y la llevó a ser la primera en su familia en abrirse camino académico y profesional en Estados Unidos.


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Una vida de familia y comunidad

En la República Dominicana conoció a Elbert Fernández, un joven ingeniero con quien más tarde se casó. Juntos llegaron a Seattle, donde han formado una familia con tres hijas que son hoy la inspiración más grande de Gigi.

Gisselle Pichardo y su familia en la celebración del dia que los Seattle Sounders ganaron la Leagues Cup 2025 en Seattle.
De izquierda a derecha: Miranda Fernandez, Elbert Fernandez, Amalia Fernadez, Sophia Fernandez y Gisselle Pichardo. Foto cortesía de Gisselle Pichardo.

Criarlas en un país distinto, lejos de la tierra natal y de la familia extendida, no ha sido tarea sencilla. Pero para Gigi y Elbert, ese reto se convirtió también en una oportunidad. Les enseñaron a sus hijas que los sueños se cumplen con disciplina, esfuerzo y fe.

“Mis hijas son el centro de todo lo que hago. Quiero que crezcan sabiendo que pueden llegar donde se lo propongan, aunque a veces el camino no esté hecho para nosotras,” afirma.

La presencia de Gisselle en Seattle no pasó desapercibida. La comunidad hispana la ha visto participar en causas locales, apoyar a organizaciones y servir como voluntaria. Apareció constantemente en medios, ya fuera en televisión, radio o prensa. Esa visibilidad la convirtió en referente, alguien con quien otras mujeres podían identificarse.

El salto al deporte profesional

Todo ese camino desembocó en un logro inesperado pero profundamente simbólico. Ocupa el puesto de Gerente de Comunicaciones ( Communications Manager) dentro de los Seattle Sounders FC , el equipo de fútbol profesional de la ciudad y uno de los clubes insignia de la MLS.

No se trata solo de un trabajo, sino de un espacio que pocas mujeres —y aún menos latinas— han alcanzado en este nivel. Su rol combina la comunicación, el acercamiento comunitario, y la representación de una voz que durante mucho tiempo estuvo ausente en la estructura del fútbol profesional.

“Para mí, estar en este equipo significa abrir una puerta que no siempre estuvo abierta para gente como nosotros. No quiero ser la única, quiero que seamos más,” dice con firmeza.

En los Sounders, Gisselle se ha propuesto que el fútbol sea un lenguaje común y un lugar de pertenencia. Sus proyectos buscan integrar a las comunidades diversas, especialmente a los hispanos que muchas veces siguen al deporte desde la distancia.

“Mi trabajo es asegurarme de que nuestras comunidades se sientan parte del fútbol profesional. Que el Sounders no sea solo un equipo de la ciudad, sino también un equipo de ellos,” explica.

La importancia de Gisselle

El peso de su presencia no es menor. En el Pacífico Noroeste, la comunidad latina ha crecido de forma constante, pero todavía enfrenta retos de representación y visibilidad en espacios de poder. La llegada de Gisselle a un club como los Sounders envía un mensaje claro. Las voces hispanas no están solo en las tribunas, también en las decisiones.

Foto cortesía de Yoel Photo Studio. Gisselle Pichardo y Francisco Díaz siendo maestros de ceremonia.

Gisselle sigue siendo esa mujer que corre de un evento a otro. Se multiplica en los roles de madre, esposa, profesional y líder comunitaria. Solo que ahora, desde el corazón de los Seattle Sounders, también inspira a otras jóvenes a creer. Su lugar puede estar en cualquier parte: en la cancha, en la oficina, en el escenario o en las grandes ligas de un deporte que mueve multitudes.

Gisselle es prueba de algo más grande. Es prueba de que el talento latino no solo llena estadios, también transforma instituciones y abre caminos donde antes no los había.


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