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La xilacina: una amenaza emergente en América Latina

La “droga zombie” que tiene en alerta a Estados Unidos, la xilacina, se propaga de manera inquietante por los países de América Latina y en México, advierte el programa Global de Monitoreo de Drogas Sintéticas (SMART) de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). Este avance representa un grave riesgo para la salud pública.

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El último informe sobre nuevas sustancias psicotrópicas (NSP) en los mercados clandestinos de drogas de Latinoamérica sostiene que en México el producto químico circula mezclado con fentanilo y heroína. De acuerdo con un articulo de Universal, la presencia de este sedante veterinario en el consumo humano agrava la ya compleja crisis de drogas en la región.

«Reportes de los últimos años confirman la presencia de xilacina en muestras de drogas en Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica y México», señala el informe. En respuesta, Chile, Costa Rica y México han emitido alertas sanitarias sobre los peligros del policonsumo de drogas relacionadas con el fentanilo y la xilacina.

«Por ejemplo, en dos ciudades mexicanas un estudio reveló que 61 de las 300 muestras de fentanilo y/o heroína analizadas también contenían xilacina«.

El estudio al que hace referencia el reporte tiene fecha del 8 de abril de 2024. Fue elaborado por la Secretaría de Salud en coordinación con la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones y el Observatorio Mexicano de Salud Mental y Adicciones. Se enfoca en la situación en las ciudades de Tijuana y Mexicali. Este hallazgo subraya la creciente amenaza de la xilacina en el panorama de las drogas ilícitas.

Efectos y propagación

La xilacina es un sedante no opioide usado como relajante muscular y fue diseñado y aprobado para uso exclusivo en la medicina veterinaria, no para consumo humano. Su uso en humanos puede tener consecuencias devastadoras.

Entre los principales efectos de la xilacina están una sensación de euforia, sedación, sequedad de boca y desorientación. Puede provocar somnolencia y amnesia, así como reducir el ritmo respiratorio, cardiaco y la presión arterial a niveles muy bajos.

Cuando se combina con otros depresores, como opioides, benzodiacepinas o alcohol, existe un alto riesgo de sobredosis. Los síntomas pueden incluir hipertensión, depresión respiratoria, apnea, arritmias cardiacas e incluso paro cardiaco y coma. Este coctel de sustancias aumenta dramáticamente el peligro para la salud pública.

El primer consumo conocido en seres humanos se produjo a principios de la década de 2000 en pueblos rurales de Puerto Rico, dedicados a la cría de ganado y de caballos de carreras. Posteriormente, la xilacina se propagó a Estados Unidos. Ahora, “se está detectando cada vez más en muestras de drogas ilícitas en la región, lo que plantea importantes problemas de salud pública, especialmente cuando se combina con fentanilo”. En los mercados de América Latina, fusionada con opioides, se comercializa regularmente bajo el nombre de tranq, tranq dope, anestesia de caballo, sleep-cut o zombi.

La sustancia se ha encontrado en combinación con estimulantes, alucinógenos y disociativos, haciendo aún más complejo su impacto en la salud pública.

Desafíos en la detección y alerta temprana

El Instituto de Salud Pública de Chile (ISP) ha identificado el sedante no opioide mezclado con hasta ocho sustancias. En Colombia, muestras de polvo rosa y violeta, etiquetadas como tusi, han contenido ketamina, éxtasis, metanfetamina y cafeína. El sistema de alerta temprana de Argentina identificó casos de presencia en papeles secantes y en combinación con sustancias como 5-MeO-MiPT, pregabalina, carisoprodol, 25I-NBOH y cocaína. Estos hallazgos demuestran la complejidad del problema.

«Por lo tanto, personas podrían consumir xilacina sin saberlo, ya que la sustancia podría estar presente en productos vendidos con otros nombres en la región”.

El documento sostiene que el aumento de las detecciones de xilacina en muestras de drogas en la región exige una mayor atención entre los proveedores de asistencia sanitaria, las fuerzas del orden, el poder legislativo y los consumidores. Asegura que la vigilancia continua es crucial para establecer y reforzar los sistemas de alerta temprana. Estos sistemas deben identificar y responder rápidamente ante posibles brotes. Igualmente, es crucial el acceso a tratamientos que permitan salvar vidas por sobredosis. La UNODC ofrece recursos y análisis detallados sobre el monitoreo de drogas sintéticas.

En su informe, SMART también activa la alerta sobre la medetomidina, otro sedante veterinario, pero aún más potente. Además, señala que su presencia en el mercado de las drogas ilícitas de Norteamérica es motivo de gran preocupación.

«Por lo tanto, los laboratorios forenses de análisis de drogas y toxicología deben desarrollar y validar aún más los métodos analíticos y considerar procesos de detección de rutina para identificar eficazmente la xilacina y la medetomidina”.

La xilacina no se detecta de manera rutinaria a través de exámenes de orina. Por ello, habría que añadir a los métodos de rastreo análisis de Cromatografía de Gases o Cromatografía Líquida acoplada a Espectrometría de Masas. El fortalecimiento de estos métodos es vital para proteger la salud pública.


¿Qué es la xilacina y por qué se le llama la “droga zombie”?

La xilacina es un sedante no opioide de uso veterinario, no aprobado para consumo humano. Se le llama «droga zombie» por sus efectos en las personas, que incluyen euforia, sedación profunda, somnolencia, desorientación y, en combinación con otras drogas, un riesgo elevado de sobredosis y paro cardiaco.

¿Con qué otras drogas se mezcla comúnmente la xilacina en América Latina?

La xilacina se mezcla con frecuencia con fentanilo y heroína. También se ha encontrado en combinación con estimulantes, alucinógenos y disociativos en los mercados clandestinos de drogas de América Latina.

¿Cómo se puede detectar la xilacina en un organismo?

La xilacina no se detecta rutinariamente en exámenes de orina; para su identificación efectiva, los laboratorios forenses deben usar métodos analíticos avanzados como la Cromatografía de Gases o Cromatografía Líquida acoplada a Espectrometría de Masas.


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