Última actualización de esta nota fue a las 3:28P.M del 7 de mayo del 2025.
Humo negro salió de la chimenea de la Capilla Sixtina la tarde del miércoles, señalando que la primera votación de los cardenales reunidos en el cónclave para elegir al nuevo papa fue inconclusa.
Nota original
Ciudad del Vaticano – Las imponentes puertas de la Capilla Sixtina se cerraron este miércoles tras el tradicional grito de «extra omnes» que en latín significa “todos fuera”, marcando el inicio oficial del cónclave en el que 133 cardenales se reunirán para elegir al próximo líder de la Iglesia católica. En un ritual cargado de simbolismo y solemnidad, los cardenales, vestidos con sus trajes rojos, ingresaron en parejas entonando la «Letanía de los Santos», una plegaria que invoca la guía divina en el proceso de selección del nuevo Papa.
El cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano y uno de los principales candidatos, asumió la dirección del ritual en su calidad de cardenal de mayor rango y menor de 80 años. Con el cierre de las puertas, los cardenales quedaron incomunicados del mundo exterior, entregando sus teléfonos y quedando aislados en un estricto ambiente de confidencialidad para evitar cualquier tipo de influencia externa durante las deliberaciones.
La atmósfera en la Plaza de San Pedro contrastaba con la solemnidad del interior de la capilla. Cientos de fieles se congregaron para seguir los acontecimientos en pantallas gigantes, esperando con expectación las señales de humo que anunciarán si un nuevo Papa ha sido elegido. El humo negro indicará la falta de consenso, mientras que el esperado humo blanco confirmará que la Iglesia tiene un nuevo sucesor de Pedro.
El cónclave, considerado el más diverso geográficamente en la historia de la Iglesia, reúne a cardenales provenientes de 70 países, reflejando el crecimiento global del catolicismo en las últimas décadas. Francisco, en su mandato, nombró a un amplio número de cardenales de regiones tradicionalmente menos representadas, como Mongolia, Suecia y Tonga, lo que ha añadido un elemento de incertidumbre al proceso de elección.
Se espera que los cardenales realicen hasta cuatro votaciones diarias, dos por la mañana y dos por la tarde, hasta alcanzar el consenso necesario de dos tercios (89 votos) para proclamar al nuevo Papa. Mientras tanto, el mundo aguarda expectante el humo blanco que anunciará el nombre del próximo líder espiritual de los 1.400 millones de católicos alrededor del mundo.
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