Ciudad de México – La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, presentó el martes 8 de octubre, un nuevo plan para combatir la violencia de los cárteles de la droga, enfocado en fortalecer la inteligencia y la investigación criminal. Sin embargo, varios analistas han señalado que el plan mantiene el enfoque de la administración anterior, liderada por el expresidente Andrés Manuel López Obrador, quien promovió la estrategia de «abrazos, no balazos» para abordar la inseguridad en el país.
Sheinbaum asumió la presidencia la semana pasada, prometiendo dar continuidad a programas sociales destinados a prevenir el reclutamiento de jóvenes por parte del crimen organizado. El secretario de Seguridad de su gobierno, Omar García Harfuch, reafirmó el compromiso de priorizar a las familias más vulnerables, al tiempo que destacó la necesidad de que la Guardia Nacional actúe de manera más eficiente como fuerza policial.
El plan de seguridad ha sido criticado por expertos, como el analista de seguridad David Saucedo, quien advirtió que la militarización de la seguridad pública continuará, lo que podría limitar el éxito de las operaciones para combatir el crimen organizado. Según Saucedo, aunque la pobreza es un factor relevante, no es suficiente para explicar la violencia en estados como Guanajuato, donde las disputas territoriales entre cárteles juegan un papel central.
El estado de Guerrero, en el sur de México, sigue siendo un símbolo de la violencia en el país. La semana pasada, el alcalde de Chilpancingo fue brutalmente asesinado, lo que subraya los desafíos que enfrenta Sheinbaum para restaurar la seguridad en las regiones más afectadas por el crimen organizado. Además, el estado norteño de Sinaloa ha visto un aumento de la violencia tras las detenciones de dos capos del cártel en Estados Unidos, lo que ha generado conflictos internos.
A pesar de que los homicidios en México han disminuido un 10.7% de enero a agosto en comparación con 2018, las cifras de 2024 siguen siendo elevadas en comparación con otros años. La presidenta Sheinbaum se enfrenta a un panorama complicado, en el que los cárteles continúan adaptándose a las medidas de seguridad, mientras que los esfuerzos por detener la violencia requieren nuevos enfoques para tener un impacto significativo.
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