Última actualización el 14 de noviembre de 2024
Michoacán, MX – Las fuerzas policiales comunitarias indígenas y tradicionales en México están siendo objeto de ataques cada vez más mortales por parte de los cárteles de la droga, según informaron las autoridades el lunes. Adrián López, fiscal general del estado de Michoacán, confirmó que siete miembros de la policía comunitaria fueron asesinados a tiros por hombres armados vinculados a cárteles en la localidad de Coahuayana durante el fin de semana.
Estos asesinatos se producen solo unos días después de que siete miembros de una fuerza policial comunitaria indígena fueran secuestrados, presuntamente por un cártel, y sometidos a un “infierno” en otro pueblo de Michoacán antes de ser liberados el viernes. Las guerras territoriales entre cárteles han obligado a muchas comunidades en México a depender de policías comunitarios, quienes, a pesar de ser confiables para sus conciudadanos, no pueden competir con el armamento de los cárteles que buscan controlar sus tierras.
El ataque en Coahuayana se relaciona con la lucha de los cárteles por controlar la zona costera, un punto estratégico para el desembarque de cocaína proveniente de Sudamérica, señaló López. Los cárteles utilizan rutas marítimas para transportar la droga y a menudo lanzan fardos al mar para que sean recogidos y llevados a tierra.
Aunque ninguna banda específica ha sido señalada como responsable de los asesinatos en Coahuayana, las sospechas recaen en el Cártel Jalisco Nueva Generación, que ha operado en la región durante mucho tiempo. Este mismo cártel también es sospechoso del secuestro de los siete guardias comunitarios en el municipio indígena purépecha de Tangamandapio, quienes fueron liberados después de una extensa operación de búsqueda.
A pesar de la liberación de los guardias y la resistencia de la comunidad purépecha, la creciente violencia y los ataques constantes por parte de los cárteles plantean serias dudas sobre la capacidad de las fuerzas comunitarias para proteger sus tierras y a sus habitantes, especialmente en regiones como Michoacán y Chiapas, donde los cárteles han fortalecido su presencia y control.
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