Última actualización el 14 de noviembre de 2024
Caracas, VEN – La madrugada del lunes 29 de julio, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y la oposición venezolana afirmaron haber ganado las elecciones presidenciales del domingo 28 de julio, mientras Estados Unidos y varias naciones de la región expresaron escepticismo sobre los resultados oficiales que otorgarían la victoria a Maduro.
Con el 80% de los votos escrutados, Maduro obtuvo más del 51% de los votos, superando al candidato de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), Edmundo González Urrutia, quien obtuvo más del 44%, según un comunicado emitido la madrugada del domingo por el consejo nacional electoral (CNE).
Pero la oposición presentó un panorama muy diferente de los resultados. La líder opositora María Corina Machado dijo en una conferencia de prensa que sus propios registros mostraban que su candidato Edmundo González Urrutia había recibido el 70% de los votos contra el 30% de Maduro. “Ganamos y todo el mundo lo sabe”, afirmó Machado, añadiendo que la oposición “defenderá la verdad”. González, también en la conferencia de prensa, denunció que se habían violado las reglas durante la elección.
Si Maduro llega al poder, lo hará por tercer mandato consecutivo de seis años, lo que representa la continuidad del chavismo en el poder, iniciado en 1999 de la mano del expresidente Hugo Chávez. Maduro está en el poder desde la muerte de Chávez en 2013. La votación se ha producido en un momento crucial para Venezuela, una nación rica en petróleo que ha sufrido la peor crisis económica de un país en tiempos de paz en la historia reciente. Maduro ha culpado a las sanciones extranjeras contra su régimen y ha dicho que Venezuela es víctima de una “guerra económica”.
Mientras tanto, la oposición que se ha visto galvanizada en este ciclo electoral y representa la amenaza más importante al control del poder de Maduro en años quien había prometido restaurar la democracia de Venezuela y reconstruir la economía si ganaba. A lo largo del proceso electoral, ha habido crecientes preocupaciones de que la oposición no tendrá una competencia justa, ya que el gobierno de Maduro controla todas las instituciones públicas de Venezuela, incluido el tribunal supremo, que podría ser el árbitro final en cualquier denuncia de fraude electoral. El gobierno también ha sido acusado de manipular las votaciones en el pasado, algo que ha negado.
Los votantes acudieron en masa y muchos dijeron que abandonarían el país si Maduro ganaba, señalando la represión violenta y el colapso económico bajo su gobierno. Tras conocerse los resultados, Maduro lo calificó como un “triunfo de la paz, de la estabilidad, de los ideales republicanos y de las ideas de igualdad”. Los resultados anunciados por las autoridades electorales provocaron emociones encontradas en la capital, Caracas, con los partidarios de Maduro vitoreando y celebrando afuera de la residencia oficial del presidente, mientras que los partidarios de la oposición fueron vistos llorando y abrazándose en las calles.
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